La ética Bomberil es un conjunto de normas morales a la que debe ajustarse estrictamente la conducta de un buen bombero voluntario, tanto en el desempeño de su misión, como en los actos de la vida privada.
El primer concepto a aceptar es el de la sólida estructura del Cuerpo, interpretando que el deber, la subordinación y el respeto no son signos de autoritarismo, sino la regla básica de consolidación. Cuando aprecie que no es el caso de quien, es más, ni de quien es menos, ni tampoco de quien manda, ni de quien obedece, ya que en una institución como la nuestra el éxito depende fundamentalmente del espíritu de cuerpo y el esfuerzo de todos sus hombres. Y donde lo que realmente interesa es que cada cual ocupe el lugar que se ha ordenado y ponga todo su empeño en obtener el mayor provecho de la misión que se le ha encomendado.
Inculcar los principios éticos en la formación del bombero, es tan importante como enseñarle los elementos técnicos de esa profesión.
Desde ese punto de vista, el tema adquiere un carácter extraordinario por cuanto se convierte en un puntal de gran envergadura para fomentar en el Cuerpo Activo una auténtica conciencia comunitaria.
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